Tenemos la impresión de que repetimos lo que quieren que repitamos sobre las redes sociales y que, por consiguiente, le demos determinadas utilidades (algunas lejanas a las educativas, formativas o de enseñanza, pues se le da más importancia a lo lúdico, el entretenimiento o lo meramente comunicacional). Y es por ahí por donde deberíamos empezar.
Existen personas que ocupan o invierten tiempo en aprender algo nuevo o algo de conocimiento, así como interactuar con colegas, amigos, conocidos, familiares, etc. Siendo esto último algo que considera en segundo plano. Mientras que la comunidad de aprendizaje la concebimos como una serie de actuaciones educativas inspiradas en las interacciones sociales y en la participación de la colectividad. Un proyecto educativo donde la cooperación y el diálogo se toman como referentes.
Si enseñamos y aprendemos en un mundo complejo, en continuo cambio y rodeados de medios que pueden facilitarnos desde encuentros a una fascinación inmediata por lo facilitado en las pantallas, la mesura se ha de apoderar del proceso. No vale con abrazar la última tecnología, se hace necesaria una reflexión pedagógica sobre sus usos, malos usos, abusos y consecuencias. En este sentido, empezamos a atisbar que existe, al menos, un modelo pedagógico a partir del desarrollo de la Web 2.0 y que se aglutina a través de diferentes maneras de comunicarnos ofreciendo diversas formas de relación e interacción. Estaríamos en condiciones de admitir que estamos ante una probable ecología del aprendizaje basado en tecnología. A causa de las posibles vinculaciones inspiradas en la relación y conexión entre el proceso de enseñanza-aprendizaje y los contenidos, las propias tecnologías y las personas involucradas.
Estamos ante un modelo pedagógico inspirado en la información, la comunicación y el conocimiento que promueve la participación y la cooperación entre los miembros pero, asimismo, incentiva la investigación y facilita maneras de organizarse en grupos para trabajar cooperativa o colaborativamente. Es decir, propicia un modelo horizontal, de encuentro y aprendizaje ante un conocimiento diseminado que se desjerarquiza; pero, además, el alumnado podrá ampliar su entorno de aprendizaje o bien proponer temáticas de indagación.
Un alumnado activo y reflexivo, analítico y crítico pero, a la vez, autónomo en su quehacer y con autoestima en el proceso. Un alumnado dispuesto a compartir, a asumir sus responsabilidades ante un profesorado dinamizador y facilitador en base al apoyo y al estímulo por aprender. Con unos resultados innovadores y creativos, donde la homogenización no sea el referente sino que cobra sentido la diversificación de itinerarios. Y es aquí donde la evaluación se desliga de la calificación pues se inspira en la calidad de la participación, el valor del grupo, la capacidad de innovación y creatividad, así como el convencimiento, la implicación y la obtención de conocimientos en procesos abiertos, dinámicos y comunicativos.
De alguna forma las instituciones de educación tratan de incorporar e incrementar el uso de las TIC en el aula, sin embargo, muchos de los docentes no poseen la formación pedagógica necesaria para emplearlas y generar con ellas una metodología innovadora. Las Tecnologías de Aprendizaje y Conocimiento (TAC) tratan de orientar el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) hacia el uso más formativo que informativo, tanto para el estudiante como para el docente, a fin de aprender más y mejor.
Por consiguiente, el objetivo de este escrito fue proporcionar las nociones técnicas indispensables para saber utilizar y reutilizar las herramientas informáticas en el aula, con una metodología adecuada acorde a las necesidades del contexto, de forma creativa e interactiva. A través, de conocer la importancia de las TAC y el uso didáctico de las TIC en el ámbito educativo para generar conocimiento con una metodología que promueve la colaboración y retroalimentación del aprendizaje. Se demuestra que mediante un enfoque didáctico pedagógico estas tecnologías favorecen el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Los resultados ponen en manifiesto que la formación para docentes será efectiva si se hace la selección correcta de contenidos, buscando que los docentes puedan aprender con la tecnología, de modo personalizado y autónomo.
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